de un Fenómeno ComplejoEl narcisismo es un concepto que ha fascinado y preocupado
El narcisismo es un concepto que ha fascinado y preocupado
a la humanidad desde la antigüedad.
Se trata de un amor excesivo y desordenado por uno mismo,
que puede tener diversas manifestaciones y consecuencias.
En esta publicación, vamos a explorar el origen, el significado
y la relevancia del narcisismo desde tres perspectivas:
la mitológica, la histórica y la psicológica.
El mito de Narciso
El narcisismo toma su nombre del mito griego de Narciso,
que se enamoró de su propia imagen reflejada en el agua
y se ahogó al intentar besarla.
Narciso era un joven de extraordinaria belleza,
hijo del dios del río Cefiso y de la ninfa Liríope.
Su madre, al consultar con el adivino Tiresias sobre
el destino de su hijo, recibió esta profecía:
"Vivirá muchos años, si no se conoce a sí mismo".
Narciso creció siendo admirado y deseado por todos,
pero él rechazaba con desprecio a cualquiera que se
enamorara de él.
Entre sus víctimas se encontraba la ninfa Eco,
que había sido castigada por Hera a repetir las últimas
palabras de los demás.
Eco se enamoró perdidamente de Narciso, pero él
la rechazó cruelmente. La ninfa se consumió de dolor
hasta quedar reducida a su voz.
Los dioses, indignados por la soberbia y la insensibilidad
de Narciso, decidieron castigarlo. Hicieron que un día,
al pasar por una fuente, Narciso viera su reflejo en el agua
y quedara cautivado por él.
Narciso no reconoció que era su propia imagen,
sino que creyó que se trataba de otro ser hermoso.
Se enamoró locamente de ese reflejo y trató de abrazarlo,
pero cada vez que lo hacía, el agua se agitaba
y lo perdía de vista.
Narciso no podía apartarse de la fuente ni dejar
de mirar su reflejo.
Se olvidó de comer, de beber y de dormir.
Se consumió de amor por sí mismo hasta morir.
En el lugar donde cayó su cuerpo,
creció una flor blanca y amarilla,
que lleva su nombre: el narciso.
La historia del narcisismo
El mito de Narciso ha inspirado a numerosos artistas,
filósofos y escritores a lo largo de la historia.
Algunos ejemplos son el cuadro “Narciso” de Caravaggio,
el poema “Narciso” de Quevedo, o la novela
“El retrato de Dorian Gray” de Oscar Wilde.
El término “narcisismo” fue introducido en el campo
de la psicología por Sigmund Freud en 1914, en su ensayo
“Introducción al narcisismo”. Freud definió el narcisismo
como una etapa del desarrollo psicosexual en la que
el niño dirige su libido hacia sí mismo, antes de dirigirla
hacia los objetos externos. Freud también distinguió
entre el narcisismo primario, propio de la infancia,
y el narcisismo secundario, que puede aparecer en la edad
adulta como resultado de una regresión o una perturbación.
Posteriormente, otros psicoanalistas como Otto Kernberg
o Heinz Kohut ampliaron y modificaron la teoría freudiana
del narcisismo. Kernberg propuso que el narcisismo patológico
se caracteriza por una identidad fragmentada, una falta
de empatía y una idealización exagerada del yo y del otro.
Kohut propuso que el narcisismo patológico se debe
a una carencia afectiva en la infancia, que impide el
desarrollo de un sentido del yo coherente y maduro.
La psicología del narcisismo
En la actualidad, el narcisismo es un concepto amplio
y polémico que abarca diferentes aspectos y niveles.
Por un lado, se puede considerar al narcisismo como
un rasgo normal y saludable de la personalidad, que implica
un amor propio adecuado, una autoestima positiva y una
confianza en las propias capacidades.
Por otro lado, se puede considerar al narcisismo como
un trastorno de la personalidad, que implica un amor
propio excesivo, una autoestima inflada y una necesidad
de admiración y reconocimiento.
El trastorno de la personalidad narcisista (TPN)
se define en el Manual Diagnóstico y Estadístico
de los Trastornos Mentales (DSM-5) como
“un patrón general de grandiosidad, necesidad
de admiración y falta de empatía, que empieza al
principio de la edad adulta y se da en diversos contextos”.
Algunos de los criterios diagnósticos del TPN son:
Tener un sentido grandioso de la propia importancia
Estar obsesionado con fantasías de éxito, poder, belleza o amor ideal
Creer que es especial y único y que solo puede relacionarse
con personas o instituciones de alto nivel
Exigir una admiración excesiva
Tener un sentido de derecho o merecimiento
Aprovecharse o explotar a los demás para conseguir sus fines
Carecer de empatía o interés por los sentimientos
o las necesidades de los demás
Envidiar a los demás o creer que los demás le envidian
Mostrar actitudes o comportamientos arrogantes o soberbios
El TPN afecta aproximadamente al 1% de la población general
y es más frecuente en los hombres que en las mujeres.
Las causas del TPN son desconocidas, pero se cree
que pueden estar relacionadas con factores genéticos,
biológicos, sociales y ambientales.
Algunos posibles factores de riesgo son:
Un estilo de crianza que implique demasiado elogio
o demasiada crítica
Un trauma o un abuso en la infancia
Una cultura que promueva la competencia, el individualismo
y el materialismo
El TPN puede tener graves consecuencias para la vida
de las personas que lo padecen y para las de su entorno.
Algunas de estas consecuencias son:
Problemas en las relaciones interpersonales, familiares,
laborales o académicas
Depresión, ansiedad, baja autoestima o aislamiento social
Abuso de sustancias, comportamientos adictivos o impulsivos
Pensamientos o intentos suicidas
El tratamiento del TPN se basa principalmente en la
psicoterapia, que tiene como objetivo ayudar a las personas
a comprender su condición, a manejar sus emociones,
a mejorar sus relaciones y a aceptar sus limitaciones.
La psicoterapia puede ser individual o grupal, y puede
durar desde unas pocas sesiones hasta varios años.
Algunos tipos de psicoterapia que se han mostrado
eficaces para el TPN son:
La terapia cognitivo-conductual (TCC), que se centra
en identificar y modificar los pensamientos y comportamientos
distorsionados que generan malestar
La terapia dialéctica conductual (TDC), que combina la TCC
con técnicas de mindfulness y regulación emocional
La terapia psicodinámica, que explora el origen inconsciente
de los conflictos internos y las defensas psicológicas
No hay medicamentos específicos para tratar el TPN,
pero se pueden recetar fármacos para aliviar algunos síntomas
asociados, como los antidepresivos o los ansiolíticos.
Sin embargo, estos medicamentos deben usarse con
precaución y bajo supervisión médica, ya que pueden
tener efectos secundarios o generar dependencia.
Conclusión
El narcisismo es un fenómeno complejo y multifacético
que requiere una evaluación e intervención profesional adecuadas.
Si crees que tú o alguien cercano a ti puede tener TPN,
no dudes en consultar con un especialista en salud mental.
El primer paso para superar el narcisismo
es reconocerlo y buscar ayuda.
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